

Para nosotros, el vino es un sentimiento de conexión con nuestro origen y un elemento vertebral de nuestra cultura. Buscamos expresar el devenir natural de cada vid, por eso creamos vinos de baja intervención. Esto significa que durante la vinificación, utilizamos levaduras indígenas para producir una fermentación espontánea y procuramos reducir al mínimo el uso de compuestos externos.
Nuestra búsqueda está orientada a explorar cuán distintos pueden ser los vinos si los dejamos expresarse libremente. Trabajamos para elaborar ejemplares que nos sorprendan año tras año con su personalidad. Finca Feliz es sinónimo de vinos no estandarizados que transmiten de manera genuina la esencia de cada uva.
Contamos con certificado de sustentabilidadFinca Feliz es un proyecto familiar encabezado por Carlos y Lis Clément. Nace como un anhelo de generar un espacio para crear y compartir entre padre e hija y continúa evolucionando guiado por la visión que une a dos generaciones.
Carlos y Lis sueñan en grande. Si bien sus perfiles profesionales provienen de áreas distintas, hay algo en su manera de trabajar que los une inevitablemente. Ambos creen en vivir con nobleza, trabajar por y para la tierra y su gente, con el compromiso de dar lo mejor, sin escatimar esfuerzos. Para Carlos y Lis, siempre hay espacio para las utopías.
La vitivinicultura argentina cuenta con más de cinco siglos de historia e integra los saberes de los pueblos originarios con la tradición de los inmigrantes europeos. Las variedades de uvas indígenas como la Criolla y la Pedro Giménez han sido eclipsadas durante demasiado tiempo por las vides francesas que llegaron a mediados del siglo XIX.
Formamos parte de una nueva generación de viticultores que comparten la visión de impulsar la diversidad de la vitivinicultura nacional. Por ello, creamos vinos a partir de uvas europeas y también criollas. Nuestro compromiso es trabajar con excelencia en el viñedo y en la bodega, con foco en la sustentabilidad de la tierra y de la comunidad.
Nuestro proyecto nace en el año 1999 con la plantación de las primeras vides en Santa Rosa, Mendoza. En el año 2021, decidimos embarcarnos en la elaboración con la clara visión de explorar cuán distintos pueden ser los vinos si los dejamos expresarse libremente, lejos de la convencionalidad de un mercado cada vez más estandarizado.
Así, creamos “Tesoro”, un portafolio compuesto por cinco vinos:
Criolla, genuino ejemplar del perfecto balance de sabores de la vid autóctona, de vibrante color rubí. En nariz sobresalen aromas a guinda y frambuesa. De paladar redondo y levemente dulce, su acidez brinda persistente frescura. Nuestro pequeño “Pinot Noir”.
Naranjo de Pedro Giménez, uva blanca elaborada con sus pieles durante toda la fermentación. De expresivo color dorado y nariz franca y floral. Posee muy buen volumen y sostenida acidez, con aromas a flor de naranja, bergamota y caramelo de miel.
Bonarda, la segunda uva tinta más cultivada del país luego del Malbec. De entrada dulce y amable y buen balance entre taninos y acidez, muestra en nariz una nítida gama de frutas rojas ácidas como la cereza, la ciruela y el higo.
El Malbec de Finca Feliz se caracteriza por su “vibrancia”: una palabra que usamos para definir un vino de aromas nítidos, frescura sostenida y color vivaz. Los suelos jóvenes y arenosos propios de nuestro terruño desértico favorecen la aparición de taninos suaves y amables. Maceraciones cortas a baja temperatura en piletas de concreto resultan en pura fruta roja que llega redonda al paladar.
Pileta del Año, edición especial de solo 2.200 botellas. Un corte original de Ancellotta y Criolla que en bodega nos sorprendió por su elegancia, franqueza y expresividad frutal.
Además, creamos una edición especial 22.2.22, Partida Limitada de 2.000 botellas de Criolla Malbec. Un “blend cósmico”.